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LA PÁGINA COMO SOPORTE
Jordi S. Valverde, Barcelona, diciembre
de 2000
(traducción al castellano del catálogo
J. S. Valverde, Totes les
autoedicions)
La elección de la página como un "soporte
más que plástico" ha terminado siendo una de
las características más significativas de mi obra,
a pesar de que dicha elección no significaba ni ha comportado
el abandono de otras prácticas creativas. Con el paso de
los años, dicho soporte, se ha amoldando poliédricamente
a mis intereses, por lo que ha podido conservar su relevante protagonismo.
Por otro lado, la preponderancia concedida al nexo entre las páginas
supera su capacidad expresiva, ya que un peso igualmente determinante
se lo aportan otras y muy distintas influencias, de manera especial
las que posibilitan, en este medio, la interrelación de mi
realidad con un contexto todavía más cambiante.
De su génesis destaco que de no ser por mi "ruptura
con la producción de una 'escultopintura' de abstracción
notablemente despojada" (1969), difícilmente habría
centrado mi experimentación en cuestionar la "realidad"
de los sujetos más comunes, y la relación de éstos
con el entorno y/o sus imágenes fotográficas, resultando
éstas las principales causantes de las prácticas derivadas
en "secuencias-libro". Y concibiendo este terreno propicio
para reflejar mi implicación y cierta asimilación
del "realismo" ejemplarizante de los Buñuel-Godard,
los Manzoni-Rosenquist, los Beuys-Horn, sin tampoco olvidar el derivado
de la actuación de figuras como los Franco-Nixon..., realismo
que además debía impregnar mi operar (¿nueva
veleidad?) con implicaciones sociosemiológicas..., para lo
cual "bastaba" con casi tan sólo extremar la criba
y depurar los encuadres y asociaciones de la inextinguible avalancha
de imágenes trouvées. Así, abandonada
la abstracción (en la práctica de la escultopintura),
la percepción y "apropiación" de lo identificable
pasaban a determinar el eje prioritario de un hacer coherentemente
despojado de "expresividad artística".
En cuanto a lo que afecta a las específicas
formulaciones sobre la/s página/s, sé que su discurso
hubiera avanzado con muy distinta velocidad, matices, precisión
y radicalidad de no ser por el trabajo que paralelamente he conducido
como diseñador gráfico e ilustrador, o el de
publicitario, pasando por el de interiorista y diseñador
industrial, y del cual una parte de su "menospreciado" lenguaje
ha terminado resultando magistral y extrapolable a la mayoría
de mis obras y libros.
Y es todavía en alguno de estos "libros
de artista", donde sujetos y contenidos devienen más
sociales, contrariamente a lo usual, pretendiendo mayor objetividad.
Aquí, para trascender un discurso basado en el collage-fotomontage
'como utilización de imágenes asimiladas por un escenario
común; práctica que contemporáneamente continué
en mis detournements de objetos', favorezco su superación
plástica y experimento un diálogo basado en la adquisición
de nuevos sentidos por la mera aproximación de sujetos, alterando
su significado, sometiendo éste a pruebas de heterodoxa interrogación
(censurar imágenes de culto, detalles insignificantes de
una escena "pornográfica"), o extremando sus valores
por conexión a hipotéticos espacios publicitarios.
Esa alineal pretensión comunicativa es, seguramente, la que
en los libros más "experimentales" fuerza la delimitación
de ciertos elementos que, a modo de sintaxis icónica, vendrán
a repetirse en los distintos y distantes proyectos: ello se expresa
con un lenguaje que ensaya su codificación sin temor a recurrir
al énfasis retórico, a la repetición, a provocar
la indefinición de ciertos sujetos fotográficos, a
su extrapolación de contexto, a su instrumentalización
arbitraria, a la autoreferencia icónica..., mediante el añadido
de contraste y/o trama periodística a una imagen inédita,
convirtiéndola en "publicada-verídica",
o a sobreponer "realidades" o textos de reconocible referente
para ilegitimarlos; a servirme de veladuras técnicas o de
la hiperampliación del detalle, o de la maculante sobreposición...,
en la mezcla de las imágenes encontradas y generadas por
mí..., todo ello con el pudor de mostrar unos resultados
basados en el interés suscitado por el contenido, y nunca
(?) subrayando la capacidad innovadora dada por el medio técnico.
Resulta considerable la distancia entre las
obras aludidas y las derivadas de la posterior inmersión
en sucesivas áreas generadoras de vestigios "faltos
de crédito" [13-16 en este cátálogo],
y que por tanto requerían el añadido de una institucionalización
de lenguajes y de marco, motivando la aproximación a un connotado
academicismo formal y a cierta magnificación del soporte
textual. En este tipo de obras (seudo catálogos), contenedor
y contenido abandonan las formulaciones eminentemente visuales para
amoldarse a un lenguaje que aporte la mayor eficacia a las distintas
parodias que se irán remplazando en el tiempo.
No obstante, tanto esos seudo catálogos como
las obras anteriores, mantienen como elemento común el surgir
y materializarse fuera de la lógica edito-literaria. Con
la sola excepción del Acrosticolarium [20-21], que
no parodia ni hace referencia a nuestro inmediato entorno, siendo
volúmenes que prescinden del proceso de comercialización
al tomar cuerpo como si fuesen un simple diario íntimo o
una escultura de dimensiones "domésticas", y responden
únicamente al controvertido proceso de libre expresión
individual, ya con escasa pretensión de obtener reflejos
comunicativos, lo cual, seguramente, resulta deficitario como planteamiento
riguroso, si bien espero que resulte suficientemente estimulante
desde la perspectiva poética. Y es desde ésta que
desearía persistir en los empeños innovadores, más
allá del inicial y acentuado experimentalismo o de la posterior
y camaleónica "institucionalización" de
la obra, sin presuponer fidelidades a una o a otra línea,
a la espera de que el incontrolable "exterior" continúe sugiriendo
desarrollos poco predecibles.
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